La lluvia y el viento han disipado totalmente el humo que cubrió durante varios días Moscú y que junto con el calor duplicaron, como admitieron las autoridades, la tasa de mortalidad en la capital rusa. La lluvia que cayó anoche sobre el centro de Moscú estuvo acompañada de tormentas y fue recibida como una bendición por los moscovitas, agobiados por la mayor ola de calor en los 130 años de la historia de las observaciones meteorológicas en Rusia.
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