Con mucha frecuencia encontramos estos encabezados en los medios de comunicación cuando ocurre un accidente en montaña de consecuencias fatales. No hay que ser un genio: vende más. Pero las verdaderas razones distan mucho de estar encarnadas por malignos espíritus que controlan la voluntad del cerro y con ello el destino de los montañeros. Las causas primera, segunda y tercera, se encuentran en acciones que diariamente cometemos en la vida de cualquier humanoide: los errores.
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