En Monkey Mía, una zona dentro de Shark Bay, una curiosidad sucede a diario desde hace cuatro décadas: delfines nariz de botella acuden a la costa acostumbrados a alimentarse por los humanos, un contacto único sólo producido en ésta parte del planeta. En la década de 1960, un pescador comenzó a alimentar a los delfines luego de regresar de una jornada de pesca. Lo que fue un simple hábito, con el tiempo se convirtió en un atractivo para turistas.
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