Una investigación de la AP encontró que han surgido casos [de abusos sexuales] en Europa, África, América del Sur y Asia, lo que demuestra que el problema es global y extenso, debido en gran parte a una tradición en la que las mujeres son vistas como personas de segunda clase en la iglesia y a su arraigada subordinación a los hombres que la dirigen. Algunas monjas han dado la cara, impulsadas por el movimiento
#MeToo (A mí también) y por el creciente reconocimiento de que los adultos pueden ser víctimas de abuso sexual...