Mobuzz —quizá la empresa de vídeo en red más famosa de la Internet hispana— ha muerto y resucitado en siete días. El milagro ha sido cosa de su audiencia. Un viernes a las diez de la mañana Anil de Mello, fundador de la compañía, se veía en el trance de reunir a su equipo para decirles que no había dinero para pagar las nóminas, ni siquiera la luz de la oficina. Unos minutos después, tomaban una de las decisiones más polémicas que se han visto últimamente en la blogosfera: pedir a sus usuarios 120.000 euros en donaciones.
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