Los usuarios de metro y autobús saben desde que comenzaron a desplazarse sobre cuatro ruedas que hay compañeros de viaje que no se duchan todos los días. En invierno, los abrigos disimulan el maloliente hecho, pero el verano es revelador, sobre todo si viene una curva y procede alzar el brazo para sujetarse firmemente a las barras. Hay viajeros que llegan a este mundo con una sorpresa debajo del brazo.
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