C&P Más que un evento deportivo, el descenso del Sella es una tradición. Una fecha señalada en el calendario que en su última edición congregó en las orillas del río asturiano a unas 300.000 personas, en su mayor parte jóvenes, deseosas de participar en el evento y de la fiesta que se genera alrededor. Uno de ellos, Francisco Gorgojo. Ovetense, de 23 años, su paso por Ribadesella no debería haber tenido nada de especial excepto porque a día de hoy, diez días después, nadie sabe cuál es su paradero.
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