En cierta ocasión un amigo se sinceró conmigo: «Economista, que profesión más despreciable. Siempre tocando cosas tan materiales y viles como son el dinero o las pólizas de crédito. Yo soy más espiritual». Mi amigo estaba equivocado. El lenguaje de las finanzas es el más cercano a la teología. La economía de mercado se asienta en la confianza. «Finanzas» y «fiducia» derivan de la palabra «fe»; «crédito» de «creer».
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