El de la Santísima Trinidad no es un misterio por exceso (¿por qué tres personas si bastaría con una?), sino por defecto: ¿por qué solo tres personas? Si el amor narcisista del Padre por sí mismo engendra al Hijo, este, que es tan Dios como aquel, tiene que autoamarse de forma igualmente fecunda, por lo que engendrará al Nieto. Que a su vez engendrará al Bisnieto, y este al Tataranieto, y así sucesiva e indefinidamente...
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