Vas a comer a un restaurante. Obnubilado por el apetitoso menú que tan ricamente te vende los platos y poseído por una gula incontrolable, acabas pidiendo un montón de cosas. Como si comer fuera de casa nos produjera algún extraño brote psicótico que nos impidiera calibrar nuestras fuerzas. Porque es raro.
|
etiquetas: falsarius , chef