Los aguerridos lectores habituales de ente bloj (que, como últimos de Filipinas, siguen leyendo largos artículos chorras en internet cuando ya la guerra se perdió y todo el mundo está escuchando largos artículos chorras declamados en Youtube) recordarán mis viejas aventuras en la boda de mi hermano, el Ciudadano Soberano, en Mexicali. Por eso creo que es justo y necesario, es mi deber y salvación, relatar una experiencia similar, pero en mi lugar de procedencia: Anladucía. O Almería, que viene a ser más o menos lo mismo.
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