El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Mari Carmen Vázquez es la personificación de este viejo dicho, al que empezó a dar cuerpo, en su caso, hace doce años. En ese momento, esta errenteriarra no imaginaba que en 2011 iba a perderlo todo. Sus viviendas -una en Errenteria y otra en un pueblo de Badajoz- y la de sus padres, desahuciados por no poder hacer frente a una rehipoteca contraída con una entidad de ahorro en 1999.
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