A Eric Smith le gustaba pasar tiempo con sus abuelos, Red y Edie Wilson, que le tenían como un niño especialmente cariñoso y endulzado en sus rasgos por el color pelirrojo de su pelo y sus pecas. El corresponsal del diario ABC en Nueva York entonces, Juan Vicente Boo, lo definiría en su crónica como un «Tom Sawyer» en versión pelirroja con «el aspecto de no haber roto un plato» en toda su vida. Pero fueron precisamente esos rasgos dulces los que convirtieron a Smith en el blanco del acoso de los matones en la escuela.
|
etiquetas: mirada , asesino , pelirrojo , eric smith