Hoy todos llevamos una cámara en el bolsillo, adosada en nuestro teléfono móvil, que además nos proporciona la posibilidad de enviar instantáneamente una imagen capturada a Internet. Esto supone muchos más millones de cámaras en las calles de los que incluso un estado puede permitirse. (...) El resultado es una vigilancia distribuída, tenaz e inteligente que está empezando a dejar en mantillas las versiones oficiales de los acontecimientos, como ha ocurrido en Madrid recientemente con los incidentes del
#25S y del
#29S.