Fue a los pocos días de Navidad. “Le pegaron a un interno joven musulmán, que justo acababa de ingresar por abusar de una chica en un bar”, afirman las fuentes a la reportera. La paliza contó con cuatro implicados, incluyendo a Boza. El sevillano intentó excusarse, argumentar que él “no tenía nada que ver”. Que pasaba por allí. Limpiarse las manos. Hasta ese momento, Ángel Boza estaba en el módulo 3 de la cárcel de Pamplona junto con sus amigos Prenda y Jesús Escudero, el peluquero. Era un preso tranquilo.
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