Todos podríamos estar más o menos de acuerdo en que los 18 son complicados. Una edad en la que se toman decisiones que pueden marcar en cierta forma nuestro futuro, un cerebro que aún se está desarrollando y unas hormonas disparadas. Un cóctel molotov difícil de gestionar incluso para aquellos que se dedican a medir lo felices que somos los ciudadanos. Parece una utopía, pero es la profesión de Alejandro Cencerrado. Este físico trabaja como analista jefe del Instituto de la Felicidad de Copenhague (Dinamarca).
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Cuantos de ess dias malos ha tenido sol ?
—¿Cuáles son los parámetros que tienes en cuenta a la hora de medir la felicidad de cada día?
—No tengo ningún parámetro científico, simplemente tengo en cuenta cómo me he sentido.
(...)
Vivimos en una sociedad de falsedad y es algo contra lo que intento luchar. Creo que mi principal objetivo cuando hablo de felicidad es luchar contra la sociedad de las apariencias, del todo me va bien y si algo me va mal lo oculto. Estoy muy en contra de eso y como tengo un diario, lo veo blanco sobre negro. No es algo que tire de memoria, sé científicamente que es así
Oxitocina?
Tensión?
Cantidades de hormonas en sangre?
Índices
Es como el principio de indeterminación de Heisenberg...
A mi me interesó mucho porque coincidía mucho con el autor. Por los comentarios publicados aquí, veo que hay mucha gente que ve las cosas de manera muy distinta.