Desde hace medio siglo, cada vez que diluvia en Gijón los colectores se colapsan y se vierten por el Piles a la playa más visitada de Asturias alivios fecales, purines y otros vertidos, obligando a cerrarla. Hasta 4 gobiernos han obviado el problema, incapaces de renovar el saneamiento, pese a los millones europeos. Sin depuradora, ni pozos de tormenta, hoy habría que levantar media ciudad para construir una red separativa. Mientras tanto, un club privado pugna con el ayuntamiento para preservar las compuertas que permiten practicar piragüismo.
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