Uno de los mayores temores cuando Microsoft anunció que estaba abandonando su motor de renderizado EdgeHTML y cambiando a Chromium -el motor de código abierto que impulsa a Google Chrome, junto con otros como Vivaldi, Brave y Opera- es que los desarrolladores web tomen la salida fácil y limiten su soporte y pruebas a Chrome. Eso dejaría al Firefox de Mozilla, al Safari de Apple y a cualquier otro navegador, fuera de juego.
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