El crimen organizado ya no tiene en el narcotráfico su rasgo fundamental. Ahora, para obtener dinero “levanta” a cualquier persona o fija una “cuota” para que conserven su tranquilidad empresarios, comerciantes y vendedores ambulantes. En la cárcel, la cadena de intimidación comienza con los policías, y entre reos hay un precio para librar “pulgas”, golpizas o “piquetes”.
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