En la amanecida, con un frío que pela, aparece el lobo entre el brezal. Aparecen primero sus orejas, se ven primero las orejas, es verdad. Sale de detrás de la escoba, una planta parecida al brezo, es verdad y se acerca a la carroña con hambre, frío y miedo, el miedo que hace que la cola se confunda entre las patas, es verdad. Cuando está sobre la carroña, el cazador, apostado detrás de una empalizada construida a tal efecto, apretará el gatillo de su Browning, que escupirá la bala que recorrerá apenas 50 metros, destrozará el corazón...
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