Cuando el rey Juan Carlos I conoció a Corinna zu Sayn-Wittgenstein en una cacería en febrero de 2004 no fue ni su trayectoria profesional como intermediaria de negocios ni su interesante vida, a caballo entre Alemania y Brasil, lo primero que impactó al monarca. “Siéntate a mi lado, —le dijo el Rey a la organizadora del encuentro— que ésta es un putón verbenero que viene a cazarme”.
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