Melilla sigue contando en su calles y monumentos con vestigios de un pasado cuya permanencia burla la Ley de Memoria Histórica. A la conocida estatua que Melilla le dedicó a Franco en 1977 y que aún continúa en pie, hay que sumar una talla ecuestre del dictador, situada en el acuartelamiento Tercio Gran Capitán de la Legión, que es visible desde el exterior.
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