Lo ha contado el guionista Tom Mankiewicz. Los productores de la saga cinematográfica excluyeron al actor al considerar que no daba la talla. Ocurrió en la década de los noventa; el productor Albert Broccoli impuso su criterio al del estudio, que sí quería a Gibson. Finalmente, el papel recayó en manos de Pierce Brosnan.
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