Yo no se si los que diseñan estos juguetes son expertos en matar el sexo o nunca lo han practicado, porque dudo que realmente sirvan en el sexo. A lo mejor son para los fetichistas o sadomasoquistas que usan cuestiones extrañas. Como dice el autor quizás sea porque el arte y el sexo no son para nada compatibles. Al final todo lo que esta en un museo y es exhibido como arte, termina siendo un creación loca que solo entiende su creador.
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