Las sonrisas de los niños brillaron más que el sol -si es que eso era posible ayer-. Ni el calor pudo doblegar su entusiasmo durante el espectáculo que el Circo Mundial representó en el hospital de Basurto. Este acto ya tradicional de la Aste Nagusia bilbaína supone una alegría para ellos y ayuda a quienes tienen hijos o parientes ingresados a evadirse por unos minutos de las preocupaciones
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