Los investigadores del ministerio han apuntado que Virginia Soares de Souza y su equipo médico, que trabajaban en el Hospital Evangélico de la localidad de Curitiba (sur), suministraron relajantes musculares a los pacientes y redujeron el suministro de oxígeno para provocarles la muerte por asfixia. De Souza fue arrestada en febrero y acusada de la muerte de siete pacientes, al igual que otros tres doctores, tres enfermeras y un psicoterapeuta de su equipo.
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