El Ministerio de Sanidad quiere regular las terapias alternativas, según cuenta hoy El País. Quizá quiera hacerlo porque, al parecer, recurre a ellas el 24% de la población y ejercen estas prácticas 60.000 profesionales. Datos cuantitativos que no pueden ocultar la realidad: las medicinas alternativas son un cuento chino, pura charlatanería, curanderismo. Si no lo fueran, serían medicinas. El adjetivo alternativa cuando se habla de medicina significa que ha sido incapaz de demostrar su efectividad, que es tan útil, como mucho, como el placebo.
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