"Me dirigía a Segovia. En un adelantamiento, dos coches nos picamos y echamos a correr. Que si el mío es más rápido, que si el mío es mejor, que si no te dejo pasar, que si te cierro... Salí volando por un barranco y un árbol me frenó". Aquel día, el cóctel de imprudencia y exceso de velocidad no solo precipitó por aquel terraplén la furgoneta de Lázaro: "Volaron mi vida y mis proyectos, se rompió mi futuro".
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