En la industria del fast-food los márgenes son estrechos como un tranchete. La cadena despidió el pasado mes de marzo de una camarera de un establecimiento McDonald’s en Holanda por regalar una loncha de queso a un compañero de trabajo, que pagó religiosamente su hamburguesa pero pidió queso extra en la misma. Según la compañía, ese detalle convirtió el Big Mac en un Cheese Burger, con el correspondiente aumento de precio.
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