Con el descenso del número de espectadores, las plazas han ido cerrando. Algunas han sido derruidas y otras, rehabilitadas. Sin ir más lejos, la segunda plaza más importante de Barcelona, Las Arenas, cerró en 1977. Actualmente el edifico está siendo rehabilitado para albergar un centro comercial y lúdico. En el otro extremo, la plaza de toros de Olot es la más antigua de Catalunya. Fue construida en 1859 y sólo abre una vez al año para acoger el encierro que se celebra durante las fiestas de la ciudad.
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