Para hacerse una idea de lo que estamos hablando, conviene echarle un ojo al gráfico y ver la comparativa de la profundidad a la que están enterrados los componentes del observatorio. Después de casi una década de trabajos, las obras de construcción del mayor observatorio de neutrinos del planeta, el IceCube, terminaron el pasado sábado 18 de diciembre con la introducción de los últimos 86 cables con fotodetectores sensibles hasta una profundidad de dos kilómetros y medio bajo el hielo antártico.
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