El mundo del golf se deshace en elogios hacia Brian Davis. El jugador, jugando la muerte súbita contra Jim Furyk, cometió una falta que ni el árbitro ni su rival vieron. Pero según sus propias palabras “juego según las reglas, y ninguna victoria merecería la pena si estuviese ensombrecida. Vi la hierba moverse, llamé a Slugger (el árbitro) y se lo dije. Fin de la historia”. Esta actitud la presentan como opuesta "al barro en el que ha estado el golf los últimos 6 meses". La victoria en el torneo estaba dotada con un millón de dólares.
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