Las matemáticas y la ciencia en general necesitan de un continuado esfuerzo mental, de una capacidad de análisis y reflexión mientras que la religión es la máxima expresión de la desidia intelectual. Es por ello que en general los creyentes tiene muy disminuidas (o en casos extremos bloqueadas) sus capacidades intelectuales por años, cuando no décadas, de adoctrinamiento religioso que lo único que se les exige en la práctica es dejar de pensar. Y sin pensar de manera racional es muy difícil sino imposible comprender las ciencias.
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