En 1894, una pila de neumáticos apilados en un stand de la Exhibición Universal de Lyon, emuló la figura de un hombre a los dos hermanos fundadores de la empresa Michelín. Cuatro años más tarde, Bibendum (más conocido como el hombre o el muñeco de Michelín) veía la luz en sus primeros carteles y se convertía en una de las primeras y más afamadas mascotas corporativas. A lo largo del siglo pasado, los logos basados en personajes se hicieron más y más populares y a día de hoy pocos objetos o animales se han visto libres de protagonizar una marca.
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