En 2007 el Metro de Madrid tocó techo. Hizo 685 millones de viajes, la cifra más alta de los últimos veinte años, que a partir de 2008 empezó a caer. En época de recesión económica, menos gente trabaja y menos se usa el transporte público. Pero pronto la pescadilla empezó a morderse la cola: como había menos demanda, Metro fue reduciendo el número de trenes, empeoraron las frecuencias y aún menos gente lo quería coger. A eso se sumó la subida del Metrobús, que prácticamente duplicó su precio.
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