Hay a quien le encanta mientras que a otros les parece algo aberrante y celebra que su auge haya ido a menos. Nos referimos a la época tuning, aquellos años mágicos que vieron florecer una industria en toda Europa. Se podía ver casi cualquier coche transformado, con menor o mayor acierto, adoptando soluciones que muchas veces rayaban en lo absurdo. Ensanches imposibles, alerones donde menos te lo podías esperar y formas recargadas que acabaron por recibir el apodo de ‘tuning barroco’. El barroco fue una tendencia española.
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