La historia de Jason McElwain dio la vuelta al mundo. El chico, que padece autismo, ayudaba al entrenador de un equipo del instituto, que decidió premiarle poniéndole a jugar cuatro minutos en un partido. Metió seis triples y se convirtió en el chico de América. Cinco años después, el muchacho es un adulto que cuenta su hazaña a todo el país.
|
etiquetas: baloncesto , autismo