Un estudio publicado en ‘The Lancet’ con datos de 93 urbes europeas estima que un tercio de la mortalidad atribuible a las islas de calor podría evitarse plantando vegetación en un 30% del espacio urbano. En las grandes ciudades se produce el efecto isla de calor: el asfalto y hormigón absorben calor durante el día y lo emiten por la noche, haciendo que la temperatura sea mucho más alta que en lugares cercanos donde predominan la tierra y los árboles.
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