Tim Minshull, del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, ha detectado que el calentamiento del Ártico durante los últimos 30 años ha provocando más de 250 escapes de burbujas de metano, un potente gas de efecto invernadero, almacenado en el sedimento bajo el fondo marino en West Spitsbergen a una profundidad de 150 a 400 metros. "El estudio fue diseñado para calcular cuánto podría ser el metano liberado por el calentamiento de los océanos en el futuro. No esperabamos descubrir tales pruebas sólidas de que este proceso ya ha comenzado"
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