Mary Anning tenía sólo 12 años cuando un asombroso descubrimiento cambió su vida. Meses atrás, su hermano Joseph había encontrado lo que parecía ser un cráneo de cocodrilo, pero la pequeña Mary era bastante escéptica y siguió investigando para encontrar la verdad. Esa anécdota fue el punto de origen para que, aproximadamente un año más tarde, cuando Mary contaba con 12 años recién cumplidos, hallara un fascinante fósil de 5'2 metros de largo que no se parecía a ningún animal conocido.
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