De la talla 36 a la 42. O lo que es lo mismo, el camino a la felicidad. Marta empezó trabajando como modelo convencional, sin embargo, la presión de la industria por un canon perfecto le hizo dar el salto al mundo «curvy», donde confiesa ser más feliz. «Cuando tienes una dieta tan restringida, también corres el riesgo de estropearte el metabolismo, que fue lo que me pasó a mí. Me descubrieron un hipotiroidismo subclínico, y empecé a engordar, y dije: ‘Se acabó'».
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