‘Hermoso trasero, pero necesita un rostro’. Esta fue la reacción de Sternberg, su descubridor al conocerla. Ella era entonces una jovencita rellenita de tan sólo 1’65 de estatura, de rala cabellera y rudas facciones, pero el director alemán supo vislumbrar lo que se escondía tras esa vulgar fachada y apostó por ella. La joven María Magdalena Dietrich.
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