En el Golfo cercano a Nueva Orleans se están recogiendo toneladas de gambas mutadas y dañadas. No sólo carecen de ojos, tampoco tienen nervios ópticos ni conexiones. Y con tumores en la cabeza. Cangrejos sin pinzas ni ojos. Peces con horribles heridas en la piel. Y todo apunta a los disolventes tóxicos que BP utilizó para dispersar el petróleo del derrame de 2010 y conseguir que se fuera al fondo. Ahora empiezan a verse las consecuencias de dichas acciones.
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