El problema es cuando hacemos una comparación entre lo sucedido a principios de los 90 con Mario Conde y lo que está pasando ahora con los directivos de las cajas de ahorros y bancos intervenidos. Mientras que en el primer caso se llevó el caso ante la justicia y los responsables fueron a la cárcel, en todas las intervenciones que está haciendo el Banco de España vemos el mismo patrón: La entidad declara unas cuentas muy sólidas, y cuando es intervenida se ve que esas cuentas eran cualquier cosa menos sólidas.
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