Crean un dispositivo que transforma la potencia del latido cardiaco en corriente eléctrica para alimentar de forma indefinida a los implantes. Los marcapasos tradicionales tienen una pega: deben ser sustituidos cada cinco o siete años porque se les acaban las baterías. Evitar estas operaciones ya es posible gracias a un sistema desarrollado por científicos norteamericanos: un recolector de energía que transforma los latidos del corazón en corriente eléctrica.
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