Una apuesta por la vida. Los vagones del Metro de Nueva York, que son dados de baja una vez han terminado su vida útil en las líneas donde prestan servicio, terminan arrojados al mar. No se acumulan en ningún cementerio, a la esperar de una muerte lenta y devastadora, sino que sirven de arrecifes artificiales, lo que produce un gran afecto positivo en la fauna marítima de la zona, según aseguran los expertos. Una acción que podrían tener nuestras autoridades que dejan que los vagones de nuestras líneas se pudran a la intemperie.
|
etiquetas: trenes , mar , arrecife , reciclado