Dolor, esperanza, calma o incertidumbre. Son algunas de las emociones que recolectaron el pasado jueves un grupo de cinco activistas alemanes y japoneses durante una visita al barrio marinero de El Cabanyal. "Estas casas dan mucha tristeza", explica la escultora nipona Mariko Hashima frente a un par de fachadas moribundas de la calle del Progreso.
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