El otro día mi madre me hacía una interesante reflexión acerca de mi vida sentimental. Afirmaba que en los lugares que frecuento, de baja catadura moral, no puedo encontrar más que putones berbeneros, y que la madre de mis hijos, una mujer culta, educada, guapa y sensible no puede ser hallada en estos enclaves. Aconsejaba pues mi señora madre que me moviera en círculos harto distintos, aconsejándome sobremanera las bibliotecas. En mi mente apareció la imagen de la biblioteca de la facultad de Económicas de Barcelona un tío(que era yo)...
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