Excentricidades hay muchas, pero las de algunos políticos, que dirigen la vida de millones de personas, claman al cielo. Creerse que los discursos maratonianos de Fidel Castro son escuchados con avidez por el pueblo o pensar que la televisión puede estar emitiendo 24 horas al día la imagen de Hugo Chávez significa tener un ego demasiado grande. En opinión de David Rothkopf, autor de El Club de los Elegidos, existen rasgos en común entre las personas prósperas y poderosas "que no coinciden exactamente con nuestra idea de lo que es la cordura".
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