Siempre que hablamos de violencia o maltrato domésticos vemos el final del proceso: golpes, palizas, moraduras, amenazas, lágrimas...; cifras semanales de víctimas... Pero ésta es sólo la punta del iceberg.El maltrato doméstico no es sólo físico. Todo lo contrario. Su verdadero origen se sitúa en el ámbito psicológico. Pequeños gestos, palabras, actitudes que poco a poco consiguen hundir la autoestima de la mujer y envalentonando al hombre, que termina por apropiarse de parcelas de poder que le convierten en esclavista...
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